¿No te he dicho nunca que París se ve a la cuarta?
La primera vez que vi París fue cuando tenía 15 años. Iba con el colegio, en una excursión al terminar la E.G.B. Pasamos una semana visitando monumentos de un lado para otro en un autobús de la escuela. En el recuerdo y en la piel me quedó marcado el teléfono de una parisina que conocí en el Trocadero.
La segunda vez sólo estuve un día, crucé todo París andando con mi mochila a cuestas desde Montparnasse hasta Gare du Nord.
La tercera volví a pasar una semana recorriendo monumentos, esta vez a mi aire o más bien desaire, intentando ver cada detalle del París turístico de las guías de trotamundos. Fue a los 22 años.
Pero la cuarta fui sin ninguna ambición, sin pensar en ver nada específico. Dejándome llevar por ese aire bohemio y oscuro que tiene París. Y fumándome un porrito en el mirador del Sacré Coeur mientras admiraba las imponentes vistas de la ciudad al atardece le dije, o me dijo, no lo recuerdo, a mi amigo David: “definitivamente París se ve a la cuarta”. Y se nos quedó esa frase
(A la derecha foto que lo acredita)
La segunda vez sólo estuve un día, crucé todo París andando con mi mochila a cuestas desde Montparnasse hasta Gare du Nord.
La tercera volví a pasar una semana recorriendo monumentos, esta vez a mi aire o más bien desaire, intentando ver cada detalle del París turístico de las guías de trotamundos. Fue a los 22 años.
Pero la cuarta fui sin ninguna ambición, sin pensar en ver nada específico. Dejándome llevar por ese aire bohemio y oscuro que tiene París. Y fumándome un porrito en el mirador del Sacré Coeur mientras admiraba las imponentes vistas de la ciudad al atardece le dije, o me dijo, no lo recuerdo, a mi amigo David: “definitivamente París se ve a la cuarta”. Y se nos quedó esa frase
(A la derecha foto que lo acredita)