Donde miro todas las noches
La historia del universo de mi cuarto comienza,
como todas las historias que merezcan la pena,
por dos niñas que subidas a una escalera
llenaron de estrellas el cielo.
Aquello dio paso a que todos tratasen de sacarle sentido
a la situación de las estrellas en el firmamento
y empezaron a inventarse constelaciones basadas en mitos.
Hasta que las estrellas dejaron de ser mitos
para convertirse en recuerdos.
Recuerdos con nombres y apellidos
que hacen que el pasado esté siempre presente.
Una ya la tengo prometida,
otra se vendrá siempre conmigo.
Las demás están por descubrir.
R.S
2 Comments:
(No he podido evitar poner cara de pazguata al leerlo.)
Por cierto, un día me dijeron que, si alguien me daba a elegir una estrella, que escogiese la más pequeña, porque todos los enamorados regalaban a sus enamoradas la estrella más grande como símbolo de su inmeso amor. Al escoger la más pequeña, sería sólo mía. Creo que esto ya te lo conté un día en una estrella internauta, pero como a Manuel no, y seguro que lo lee, que se lo aprenda para sus enamoradas. Ah! a este texto le falta algo... pero me ha encantado la conversión de los mitos en recuerdos. Mua!
:D ahora ya no le falta nada!!!
Publicar un comentario
<< Home