Rayos X
Todos los días salgo a correr por esta zona.
Esta justo al lado de mi casa.
Ya es primavera y se ve todo lleno de motas amarillas sobre un campo verde.
Empiezo a sudar.
Es la última hora de la tarde,
el sol está cayendo, esta es la mejor luz del día.
Me encanta correr, lo hago sin música,
porque me gusta concentrarme en mis pasos,
en la respiración, en los latidos del corazón.
Mientras corro, pienso. Pienso y corro.
Un paso, pienso. Otro paso, pienso.
Sin ruidos, sin distracciones.
Mi momento de meditación.
Por el camino me encuentro siempre con viejos, solo viejos y algunas amas de casa, siempre los mismos. Les miro de frente, según me voy a cercando a ellos. Me gusta mirarles, adivinar que piensan, cuales han sido sus vivencias, sus ilusiones. Si han decepcionado a sus familias, si han amado, si son felices, si son capaces de hacer el amor aún. Ellos también van pensando, hasta que se dan cuenta de que les miro, y reaccionan extraños como si invadiera su intimidad. No me da tiempo a analizar mas, porque ese momento es fugaz, paso de largo frente a ellos y los dejo atrás.
Mi respiración se hace cada vez más fuerte, debido a la bronquitis crónica que sufro y a la falta de práctica. Mis pies comienzan a dolerme. Se acerca el momento de parar. Sólo paro cuando empiezo a notar nauseas o cuando el dolor de flato me obliga. Debo seguir un poco más. Estoy perdiendo forma, no me siento ágil. Todo el día en una silla, el correr me recuerda que soy persona, que tengo piernas, que ando (pienso). Pasa una chica joven junto a mí. Es de las mías, lleva poco tiempo corriendo, tiene la cara roja como yo. La miro, me mira, sonrío, aparta la mirada. Me paro, la comida me viene a la boca, no puedo mas, vomito.
2 Comments:
Pfff... yo creo que no aguantaría ni medio minuto por ese camino. Miro las fotos y lo único que me apetece es meterme por entre las motas amarillas. Correr sin dirección
Me gusta más esta versión, jajaja. En serio. A parte de lo de vomitar, que nos demuestra lo saludable que es el deporte, me gusta la referencia que haces a lo de cruzarte con las personas y adivinar un poco su historia. Me encanta hacerlo y a veces, me da por pensar algo que leí una vez, y es que, la vida nos pone miles de oportunidades para conocer personas, pues nos cruzamos con muchas, pero nosotros desaprovechamos la mayoría. Cuando lo pienso me entra la rabia rabiosa y por eso, me invento sus vidas y ya me pongo más contenta.
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