Donde miro todas las noches
La historia del universo de mi cuarto comienza,
como todas las historias que merezcan la pena,
por dos niñas que subidas a una escalera
llenaron de estrellas el cielo.
Aquello dio paso a que todos tratasen de sacarle sentido
a la situación de las estrellas en el firmamento
y empezaron a inventarse constelaciones basadas en mitos.
Hasta que las estrellas dejaron de ser mitos
para convertirse en recuerdos.
Recuerdos con nombres y apellidos
que hacen que el pasado esté siempre presente.
Una ya la tengo prometida,
otra se vendrá siempre conmigo.
Las demás están por descubrir.
R.S